8.9.11

La vida es una telenovela - El eBook!

Quién lo habría de decir. Esos relatos escritos hace tanto tiempo en cuartuchos de mala muerte hoy forman parte del catálogo de la primera editorial de eBooks en el país. Circulan por todos lados al precio más accesible. No me puedo sentir más halagado.

http://www.youtube.com/watch?v=CeBmRz0Fl94

El libro se consigue en http://libros.malaletra.com o en Amazonhttp://amzn.to/pWyPb6

Siete relatos, y un cómic ilustrado por Ricardo Camacho, que fueron escritos hace mucho, sin demasiadas lecturas y fuera del ámbito literario, lo que los hizo disfrutables y les otorgó un aura de libertad y cinismo. Presentan similitudes (producto de las mismas obsesiones) pero también diferentes estilos y abordajes. Son historias que nacieron en una época cuya vida cotidiana se veía dominada por la omnipresencia de las telenovelas (y por su equivalente en el ámbito musical, la balada). Si bien las telenovelas no reflejaban en lo absoluto nuestra realidad, la realidad comenzaba a parecerse peligrosamente a las telenovelas.


14.6.11

Feria y Presentación!


Visiten la 2a Feria del Libro Independiente. Del 15 al 28 de junio. El lunes 20, a las 7:00 pm, estaré presentando Apuntes de un escritor malo y la flamante nueva edición de Ya no quiero ser mexicano, con prólogo del mismísimo Anónimo Hernández.

21.12.09

JOHN FANTE: EL INICIO

Este año John Fante habría cumplido su centenario, a no ser porque la diabetes lo dejó ciego en 1978, le amputó las piernas y un brazo, y acabó con él en 1982. Sin duda un terrible final del que él mismo habría de burlarse: “Fue un viejo señor de los Abruzos, tan ciego que no podía verse ni los pies”.

Poco sabemos de sus inicios. Dos obras, aún sin traducir al español, revelan el origen y el desarrollo de su estilo. Una reúne su correspondencia con H. L. Mencken, editor y consejero, y la otra es su primer libro de cuentos, Dago Red, del que tuve el gusto de traducir, hace doce años, “El camino al infierno” y “La tonta canción de mi madre”.

Fante nace en 1909. A los veintiuno decide hacerse escritor y comienza por lo más alto: se cartea con H. L. Mencken, reconocido periodista y editor de la revista literaria The American Mercury. Con su tono italiano, grandilocuente, le confiesa: “Usted para mí es Dios, el modelo de hombre por el que debo medirme, ahora me peino de raya en medio, igual que usted”. Como vemos, el lenguaje de sus obras no es un artificio literario, sino el reflejo de su personalidad, su estilo.

Fante le dice que escribe cinco mil palabras diarias; Mencken le contesta que bastan mil de calidad. Fante le manda numerosos cuentos; Mencken los rechaza y le da consejos. Fante insiste con escribir sobre su núcleo de migrantes italianos, variando las tramas y los finales, hasta lograr que The American Mercury le publique varias veces y reciba cierto reconocimiento. Así pasan seis años.

Mencken consigue que Alfred Knopf le extienda a Fante un anticipo por una novela que el autor integra con relatos escritos en esa época; se la dedica a Mencken, pero Knopf la rechaza. Para 1938, Fante termina El camino a Los Ángeles, vuelve a dedicarla a Mencken, pero se publica hasta 1985 de manera póstuma. Un año después, 1939, la editorial Stackpole saca Espera a la primavera, Bandini, y Fante la dedica a sus padres, pues cree que dedicársela a Mencken tiene el mal de ojo. Logra comentarios favorables, con lo que publica un año más tarde Pregúntale al polvo. Allí arenga: “Al diablo con Hitler, este es mi libro. No sacudirá al mundo, no matará un alma, no disparará un arma, pero lo recordarás con una sonrisa el día que mueras”.

En sus cuentos nace el estilo que lo distinguirá por siempre. Curiosamente, abren y cierran un ciclo, pues se publican un año después, en 1940, como Dago Red. Stackpole también edita Mi lucha, pero Hitler los demanda por cuestiones de autoría y los envía a la bancarrota. Entonces, los libros de Fante dejan de circular. Pasarán veintidós años para que vuelva a escribir una novela.

Las paradojas no terminan allí. Respecto a su siguiente novela, Full of life (1975), Fante le confiesa a Mencken que era pura ficción, pero que ante el miedo de su editor a que no se vendiera, accedió a que el protagonista se llamara John Fante: “Así lo ficticio se convirtió en realidad”. Más aún, la posterior biografía de Fante realizada por John Scooter porta el mismo título: Full of Life, creando confusión hasta el día de hoy. Por si fuera poco, la novela, dedicada a Mencken, le llega a éste cuando ha pasado por un derrame cerebral, un ataque cardiaco y le es imposible leerla.

Es común decir que John Fante es un escritor honesto sin ahondar en el tema. Creo que esa honestidad radica en entender que la literatura sólo requiere de un escritor y un lector, ese binomio donde los críticos y académicos no tienen lugar. Bukowski definió el estilo de Fante como natural: “Te olvidas de que estás leyendo un escritor, …entras en contacto con la persona, no con el autor”.

¿Cómo lo logró? En sus cartas nos enteramos de su devoción por Nietzsche, Dos Passos, Maupassant, pero es evidente que su escritura no parte de sus influencias, sino de un punto más cercano a nosotros, brota de ese rincón de su personalidad donde están grabadas sus primeras emociones y recuerdos. Se apropia del consejo de Hemingway, rastrea la primera impresión que le produce cada experiencia y busca plasmarla de la manera más precisa.

Dago Red reúne cuentos escritos durante una década, que también son resultado de la demolición de su primer intento de novela. Es injusto decir que son meros experimentos, pues fueron creados para tener vida propia, pero es evidente que constituyeron el laboratorio para sus obras posteriores. Dago Red abre con el estupendo relato “Un secuestro en la familia”, donde juega con el cambio de puntos de vista —que en este caso sustituye una realidad triste por una fantasía rimbombante—, un recurso que usará más adelante en un mismo párrafo, yendo no sólo de tercera a primera persona sino de un personaje a otros. Continúa con “Un albañil en la nieve”, en el que prefigura las dificultades de un albañil y un aspirante a beisbolista para desempeñarse entre las nieves de Colorado, que sería el pretexto de la trama en Espera a la primavera, Bandini y Un año pésimo.

En “Odisea de un ilegal” lidia con el amor-odio vivido por un hijo de migrantes que carga con su orígen en un país que es suyo, pero que a la vez no lo es, un tema presente en toda su obra. En “Uno de los nuestros”, una conmovedora obra maestra, explora la masculinidad comenzando por el protagonista y su padre, pasando por sus hermanos, para rematar en un tío que acaba de perder a un hijo. El dilema de un macho que se convierte en hombre mediante el acto que ha evitado toda su vida: llorar. Un tema que Fante tocó pocas veces con tanta fuerza.

Desde Dago Red, Fante evita esa urdimbre de citas, referencias y guiños que muchos confunden con literatura y que son el asidero de los comentaristas. Se empecina en transmitir vida. Consigue esa voz que, por íntima, le permite escudriñar en la intimidad de sus personajes, desde sus deseos y sus fantasías más ridículas, hasta sus sentimientos de impotencia, venganza, amor, arrepentimiento. Una voz que parece provenir del adolescente que entra al mundo con la batalla perdida de antemano y cuyo sentido del humor es el tónico para tolerar el odio y el resentimiento —a veces contra su propia raza y su familia—; la mezcla da como resultado la inocente ironía que lo caracteriza.

Wop (siglas de Without Official Passport: Sin pasaporte oficial) y Dago (deformación anglosajona de Diego) son términos que lo marcan y lo persiguen. La sociedad a la que anhela pertenecer por derecho propio, lo rechaza como ilegal, cuando no lo es. Ese odio ante lo injusto nos dio un escritor con un tono sencillo que ingenuamente se ha confundido con “simple”. Todo lo contrario. Su riqueza de recursos y vocabulario se oculta bien bajo ese tono íntimo y conversacional.

Su facilidad para la personificación, ensayada una y otra vez en sus cuentos, su caracterización de la pobreza, su animación de objetos inanimados, su tortuosa relación con el catolicismo, su sentido del humor ante el odio y la injusticia, son motivos de Dago Red que acercan a este escritor al público de nuestro país. No en vano, desde ese libro, la cultura mexicana aparece con cierta relevancia en su obra.


[Y aquí les comparto una de mis canciones navideñas favoritas: Feliz Navidad, Orquesta Mondragón, Rock and Roll Circus]


14.9.09

40 aniversario de El Padrino

DE SICILIA A SINALOA

[Publicado en el suplemento cultural El Ángel, periódico Reforma, 19 julio 2009]

El cuarenta aniversario de El Padrino ya es pretexto suficiente para leer la novela otra vez. Y al hacerlo no sólo encontramos su influencia en muchas obras recientes, sino explicaciones simples para problemas sociales que hoy siguen sin atenderse de manera eficaz e inteligente.
Más allá de su conocida influencia, El Padrino también merece leerse porque sus contenidos se hallan vigentes, incluidos aquellos que pudieran lucir desgastados con el paso del tiempo. La trillada visión del gángster como una especie de Robin Hood seguirá explicando la preferencia de miles de individuos por la vida criminal, en tanto continúe como un factor soslayado por los gobiernos y las sociedades que hoy viven bajo la dictadura del crimen, como nosotros.
Pero sobre todo El Padrino merece una lectura actual para desmarcarse de los comentarios más fáciles y para ser revisada, por fin, a partir de su conflicto principal, mismo que no podría tener más actualidad y relevancia: el tráfico de drogas.

No es personal, sólo son negocios
Aunque El Padrino ha recibido críticas favorables a lo largo de su existencia, éstas sólo han alcanzado para ubicarlo como best-seller, es más, parece que su objetivo fuera ése. Por lo general, la crítica literaria la ha catalogado como la mera presentación de una organización criminal; incluso se le ha acusado de hacerlo con glamur. En fechas recientes, se le calificó como “una buena historia, mal contada”. Se le han criticado los largos párrafos dedicados a personajes y situaciones “ajenos a la trama”. Y también es conocida como uno de esos raros casos en que el libro es superado por la película.
El mismo Mario Puzo no ayuda mucho a su defensa cuando, en sus páginas, describe a una bella adolescente de la siguiente manera: “sus cabellos eran como el oro y sus ojos azules como el mar”.
Aún así, es pertinente decir que El Padrino no sólo fue una de las primeras obras en presentarnos el mundo del hampa desde dentro, sino con un estudio complejo de todo aquello que le atañe, a nivel interno, social, psicológico, político, ético. Nos muestra que una organización criminal no es ajena a la sociedad que la engendra, y que una vez que la gente desconfía del poder político y de su justicia, el mal suena más razonable, hasta más justo.
De hecho, la Familia Corleone sólo es el motivo para revisar el tejido de una sociedad erigida en términos policíacos y autoritarios donde el abuso de poder es la norma vigente, desde los altos mandos políticos, como los presidentes, dictadores y los representantes de la ONU, hasta los agentes de tránsito, los hermanos mayores y los hijos de madres solas. Cuando Amérigo Bonasera recurre al Padrino en busca de la justicia que el sistema jurídico le ha negado, Vito Corleone le reclama: “Aceptaste la sentencia de un juez que se vende como la peor de las rameras… Ibas a los bancos, pagabas intereses ruinosos y aguardabas como un pordiosero mientras ellos metían sus narices en tus asuntos para asegurarse de que podrías devolverles el dinero”.
La Mafia había surgido muchos años antes en Sicilia, una tierra que según Puzo “había sido más maltratada que ninguna otra en el mundo” y donde los pobres terminaron por aprender que la sociedad era su enemiga. En su origen, la palabra Mafia significó “lugar de refugio”, por lo que luego fue el nombre de una organización secreta creada para luchar contra los poderosos que durante siglos habían manejado a su antojo al país y a su gente. Si los pobres querían justicia, acudían a la Mafia. Cuando Michael, el hijo del Padrino, debe ocultarse en Sicilia, ve lo que habría sido de su padre si hubiera decidido no luchar contra su destino. Entonces comprendió su desprecio por la autoridad y el gobierno instituidos. Sin embargo, también vio que, al paso del tiempo, la Mafia se había convertido en el brazo ilegal de los ricos, que movía los hilos del país y conseguía empleos a su conveniencia: “El mérito nada significaba, ni tampoco el talento o el trabajo”. Había mafiosos que, por dinero, ahora protegían a los ricos contra los pobres, impidiendo la compra de tierras y controlando la repartición del agua. Michael se enteró de que el índice de crímenes de la pequeña localidad era el más alto en todo el mundo. Los hombres estaban tan ocupados en sus vendettas que no tenían tiempo de ganar el sustento para sus hijos. El gran éxodo de aquella hermosa tierra demostraba el ambiente de violencia y terror que allí se vivía.
El éxodo más renombrado, todos lo sabemos, se dio hacia Nueva York.
En El Padrino, los mafiosos son hombres que no se dejan dominar por otros hombres. Son capaces del asesinato con tal de mantener su independencia. Y sólo la muerte –o la razón– pueden doblegar su voluntad. Si acaso Vito Corleone es el último bastión de esa extirpe donde el crimen aún era fiel a sus principios y cuya ética establecía que un mafioso respetable no podía ser atacado dentro de su propia casa. Y si las mujeres estaban fuera de toda actividad delictiva, tampoco podían ser objeto de vendettas ni extorsiones. El Padrino “no acepta los dictados de su sociedad, porque tales dictados le hubieran condenado a una vida indigna de un hombre de su inteligencia y su personalidad”.
Si Vito Corleone se ha convertido en un ícono de la cultura contemporánea no es porque se presente con glamur, sino, al contrario, porque nos es expuesto desde sus diversas facetas y ángulos: “La crueldad, el profundo desprecio por los valores establecidos, apuntaban como autor del crimen a un hombre que se hubiera hecho sus propias leyes, a un hombre que se considerara una especie de Dios”.

Todo es personal
Mario Puzo ha declarado que nunca conoció a ningún mafioso real y que todo el fundamento de la novela es documental. Dudo que se hubiera atrevido a revelar sus fuentes en caso contrario. Ahí está Roberto Saviano para atestiguar la seriedad del asunto.
Aunque El Padrino se publicó en 1969, la obra se sitúa justo después de la Segunda Guerra Mundial. Y, sin embargo, ya hablaba de lavado de dinero, de piratería, del control sobre el tráfico de drogas. Si bien la historia real de la Mafia no coincide con la historia y las características de los cárteles de la droga en nuestro país, su comparación arroja datos interesantes. Porque es conocida la actitud benefactora que algunos cárteles mostraron en sus inicios, proveyendo de alumbrado público y pavimentación a localidades enteras, así como de protección. El lavado de dinero fue la “coinversión” que mucha gente requería para echar a andar sus negocios. Los capos nacionales fueron el Robin Hood para comunidades olvidadas desde siempre. Ahora los hombres están tan ocupados en sus venganzas que ostentamos un índice de criminalidad superior al de terribles conflictos bélicos. Y si aquí los cárteles nunca se han turnado en defensa de los ricos, no ha sido sólo porque su rubro sea diferente al de la Mafia siciliana, sino porque esa labor la ha ejercido el gobierno con asombrosa eficacia.
Al igual que la Mafia, los grupos armados del narco convirtieron la protección en extorsión, constituyéndola como una de sus principales fuentes de ingresos. Y ahora también se adueñan del redituable negocio de la piratería. Al hacerse cargo de los negocios de su padre, Michael Corleone descubre que “los falsificadores fabricaban y vendían discos de artistas famosos, y la falsificación –lo mismo del disco que de la portada– era tan perfecta, que nunca fueron descubiertos. Naturalmente, de tales discos los artistas no recibían un solo centavo”.
Un gobierno déspota es la justificación ideal para cualquier organización delictiva. “Yo creo en mi familia… No confío en la protección de la sociedad y no tengo intención de poner mi destino en manos de unos cuantos tipos cuyo único mérito reside en habérselas ingeniado para conseguir los votos de la gente”, replica Michael Corleone a la que pronto sería su mujer. Su padre está convencido de que los mafiosos son mejores que “esos pezzonovanti que han matado a millones y millones de personas en nombre del país”. Cuando el bien es el mal, el mal suena más justo. Así sucede con Albert Neri: “Su fama de policía duro era ya legendaria… La Familia Corleone estaba siempre interesada en hombres así. El hecho de que fuera policía no importaba demasiado. Eran muchos los que habían comenzado a andar por un sendero falso. Lo importante era que, al fin, descubrieran su verdadera vocación”. Tal es la lógica de las narcomantas para reclutar miembros del ejército en nuestro país.
El mismo Saviano señala que a México y a Italia no se les había prestado la atención debida en el problema del narcotráfico y que la mafia calabresa ha contribuido a que el narco mexicano se instale como el número uno en el mundo.
El crimen organizado ha sido una industria con una excelente oferta de trabajo para desempleados, obreros explotados, boxeadores fracasados. Lo importante es esto: Neri, después de trabajar un tiempo para la Familia, “se sentía contento, satisfecho de vivir en un mundo en el que el hombre activo y cumplidor era debidamente recompensado”.

Una oferta que no se puede rechazar
Es cierto que las versiones fílmicas de El Padrino son mucho más conocidas por el público, pero eso no ha impedido que la novela haya sido una fuente de influencias desde su aparición hasta nuestros días. En la novela se detalla la intrincada lógica de las negociaciones entre los principales capos mafiosos como ninguna película lo había podido lograr, se desmenuzan sus motivaciones, sus dudas, sus temores, sus equivocaciones. En las películas quedan fuera innumerables escenas, personajes, frases memorables.
¿Cuántas veces se ha repetido la escena del gordo Clemenza subiendo –sufriendo– la escalera de un edificio antes de una ejecución? Los entrañables Soprano no serían nada sin los Corleone. Las reuniones de jefes pandilleros en The wire son un homenaje a la tétrica junta sostenida por los principales capos de los Estados Unidos para decidir sin debían sostener entre ellos una guerra sin cuartel o no. De El Padrino proviene aquella frase que conmovió a México en la entrevista entre Víctor Trujillo y el lamentable René Bejarano: “…no insistas en que eres inocente, no insultes mi inteligencia”.
El temible Dr. House resulta impensable sin el cinismo del doctor Jules Segal, protagonista de escenas y capítulos que muchos críticos habrían preferido borrar de la novela. Tras años de brusca franqueza, Segal “creía en mentir a la gente. El decir la verdad y la medicina no se avenían muy bien, excepto, tal vez, en caso de extrema gravedad”. El doctor Segal, un abortista casi clandestino, un expulsado de la medicina, también es el portavoz que Puzo utiliza para exponer su idea de la vida y del sexo, en oposición al mundo de crimen y muerte representado por los gobiernos y la Mafia.
Pero quizá la escena más sustancial es precisamente aquella de la reunión en que los capos mafiosos deben decidir si participan todos en el tráfico de drogas o si deben sostener una guerra entre ellos. Constituye además el conflicto central de la trama porque todos los antecedentes confluyen en este punto y el resto de la novela se mueve a partir de las decisiones allí tomadas. Y por si fuera poco, en ella se entablan los argumentos que hasta hoy siguen en pugna en torno a ese tema, principalmente en países involucrados como el nuestro. Vito Corleone, un ético que detesta la infidelidad y que nunca incluyó la prostitución entre sus negocios, se halla en contra: “Pienso que el asunto de las drogas será, en el futuro, nuestra perdición”.
En cambio, para Frank Falcone, el Don de Los Ángeles, “no hay forma de evitar que la gente se dedique a ese negocio… resulta irresistible, pues es mucho el dinero que se puede ganar. Y, si bien es peligroso, el peligro es todavía mayor si no intervenimos nosotros... nuestra intervención es garantía de una mejor organización, con lo que los riesgos disminuyen”. Es curioso, pero es exactamente el mismo argumento que utilizó el parlamento en Holanda para tolerar tanto la prostitución como el consumo de marihuana y hashís en los sesenta.
La conclusión de aquella reunión, que marca el destino de los Corleone y los traslada a Las Vegas para dedicarse al negocio del entretenimiento, fue contundente: “Todos coincidieron en afirmar que el tráfico de narcóticos no les gustaba, pero ya que no había forma de evitarlo, lo mejor era controlarlo. Había mucho dinero a ganar; tanto, que siempre existirían hombres que se arriesgarían a todo para conseguirlo. La naturaleza humana no podía cambiarse”.

[Addendum]
El Padrino en frases:

Un abogado con su portafolio puede robar más que un centenar de hombres con metralletas.

El arte del razonamiento consistía en ignorar todos los insultos.

Tiene usted que tratar con mucha gente que intenta parecer más importante de lo que en realidad es. En mi caso es a la inversa.

Los italianos dicen que el mundo es tan duro que el hombre debe tener dos padres que velen por él, y por eso todos tienen un Padrino.

Es lo mismo que ocurre entre las naciones. Si ellos se arman, tenemos que armarnos.

No es personal, sólo son negocios.

En la vida del hombre todo es personal.

Un hombre como usted sabrá de sobras lo beneficioso que es tener un amigo que, en lugar de pedir ayuda, se ocupa de sus propios asuntos y está siempre dispuesto a ayudar. Si no quiere aceptar mi amistad, dejemos las cosas como están. Pero déjeme decirle una cosa: el clima de Nueva York es húmedo y muy malo para los napolitanos. Por ello le aconsejo que no venga aquí ni de visita. [Carta de Corleone a Capone].

El Departamento de Sanidad tendrá que recoger muchos cadáveres este invierno. Estas cosas suelen suceder cada diez o doce años. Sirven para eliminar la fruta podrida.

Estaba contenta de no tener que compartir el dolor de los hombres.

Los favores no se pedían a la ligera, por lo que tampoco podían ser negados con ligereza.

A las mujeres les disgusta ver que sus novios o maridos o amantes tengan demasiado éxito; les irrita que puedan vivir sin ellas.

Dile que me estoy muriendo… Que el negocio del espectáculo es más peligroso …

Los amigos debían subestimar las virtudes de uno, mientras que los enemigos debían sobrevalorar los defectos.

No puedes decir “no” a las personas que aprecias, al menos no con frecuencia. Ese es el secreto. Cuando tengas que hacerlo, haz que parezca que dices “sí”. Aunque lo mejor es conseguir que sean ellos mismos quienes digan “no”.

Se ahorró la visión de las lágrimas de las mujeres… Murió rodeado de hombres…

Se dedicó de lleno a preparar a su viejo amigo y Padrino, con el mismo cuidado con que una madre prepara a su hija para la boda. [Amérigo Bonasera, durante el funeral del Padrino]

Kay vio como Michael recibía, de pie, el homenaje de aquellos hombres. Y se acordó… de las estatuas de emperadores romanos, quienes, por derecho divino, eran dueños de la vida y de la muerte de sus súbditos… El perfil de su cara hablaba de un poder frío y orgulloso…

16.7.09

LECTURAS GUIADAS Y TALLER

LECTURAS GUIADAS en el CENTRO DE LECTURAS CONDESA
Norteamericanos sin grupo. Revisión de autores norteamericanos del Siglo XX.
Los lectores son importantes porque en ellos cobra vida la Literatura. Pero toman mayor relevancia cuando erigen y sostienen a sus autores predilectos, incluso en contra de los designios de la crítica y de la academia. Este ciclo de ocho sesiones comprende la lectura de cuatro obras rescatadas del olvido por los lectores:
El guardián en el centeno de J. D. Salinger; El cielo protector de Paul Bowles; Espera la primavera, Bandini de John Fante; y Última salida a Brooklyn de Hubert Selby.
Sábados cada 15 días. Del 18 de julio al 24 de octubre, de 12 a 15 horas
Informes: Nuevo León 91, col. Condesa. Tel: 5553.5270

TALLER LITERARIO en el CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA
27 al 29 de julio, de 4 a 7 pm
en el Centro Cultural de España
Guatemala No. 18, Centro Histórico Cd. de México
Taller gratuito. Inscripción previa. Cupo limitado: 20 personas. Inscripciones e informes: talleres@ccemx.org – Asunto: “Taller escritura”.
SOLD OUT - LLENO

16.6.09


por Anónimo Hernández

Nunca he votado. Sé que suena como una frase incendiaria y me gustaría que los motivos también lo fueran. Casi siempre ha sido porque estoy tan chiquito que no alcanzo a salir en la foto para la credencial de elector, sólo se ve mi pelambre, la frente y parte de mis cejas. La única ocasión en que los burócratas correspondientes se tomaron la molestia de colocar las voluminosas carpetas del padrón bajo mis nalguitas para asegurar que saliera en la foto, la señorita que me entregó la credencial dijo:
–Ah, caray, salió usted más feo.
Tan entretenidos estuvimos todos con el acontecimiento, que no reparamos en que mi nombre estaba mal escrito: Antónimo Hernández, que es justo lo opuesto a mi nombre, así que tampoco pude votar esa vez. Tales fallas y anomalías acabaron con mi confianza en el proceso electoral y con mis deseos de participar en las decisiones democráticas del país.
Sé que, con todo esto, no soy el ejemplo más honorable de indignación, pues a mucha gente le han hecho cosas peores, al grado que hay muchos que se niegan a votar en este 2009 y que están decididos a que su desdén no se quede allí, sino que se convierta en un modo de exigir resultados precisos, concretos, fechados, y con consecuencias bien definidas en caso de no ser escuchados.
Si ahora le tocó a la política, pronto le tocará al medio cultural (ahí está la bronca del CECUT), al medio artístico y, por supuesto, al literario. Lo juro.


Voto Nulo
Siempre he pensado que nadie tiene derecho a gobernar si no es capaz de sobrepasar al abstencionismo. Nuestros gobiernos han sido incapaces de convencer al 60 por ciento (y más) de los votantes. Para mí, eso es ilegítimo. Cuando menos, es una muestra rampante de incapacidad de todos los partidos.
Pero los políticos se pavonean trajeados y bien peinados, mientras vemos la consecuencia de su “trabajo” en cada calle, barranca y lote baldío.
La gente no quiere votar. Y en muchos casos es simple ignorancia o pereza. En otros, es descrédito.
Ese descrédito ha provocado que mucha gente no se presente a las casillas o que manifieste su inconformidad dejando la planilla en blanco. Ahora surge la idea de completar el reclamo: anular el voto de manera activa.
Puede hacerse de muchas maneras. Anulando la planilla con un tache enorme. Tachar cada cuadrito. Poner dibujos, consignas, peladeces.
Un argumento por demás válido en contra del voto nulo dice que éste reducirá los porcentajes del abstencionismo, lo cual, en cierta manera, ayuda a “legitimar” a quienquiera que resulte ganador.
Pero la importancia del voto nulo no radica en la anulación como tal, sino en las demandas que la respaldan. “La anulación del voto no es el mensaje, sino el mensajero”, dicen sus promotores.
El mensaje sostiene: puedo anular mi voto, pero si quieren que votemos por ustedes, deben cumplirse inmediatamente estas exigencias de la sociedad:
* Reducción del 50 por ciento como mínimo de los salarios de diputados, senadores, presidentes, delegados, jueces y funcionarios de alto nivel.
* Eliminación de las candidaturas plurinominales (puestos que no se incluyen en la elección directa sino que son asignados por cada partido).
* Eliminación del seguro médico particular para diputados y senadores (si no les gustan el IMSS o el ISSSTE, arréglenlos).
* Eliminación de las campañas políticas en medios masivos como radio y televisión.
A lo anterior, por supuesto, habría que añadir la inclusión del voto nulo como opción válida para próximos procesos electorales; la reducción del número de curules, cuando menos en 30 por ciento; los plebiscitos, la revocación de mandato, y un interminable etcétera. Pero con las cuatro peticiones establecidas se busca esperar una respuesta y con ello basta por el momento.


Esto significa que en esta primera instancia el voto nulo carece de valor. Sólo adquiere cuerpo cuando los políticos manifiestan su postura respecto a las peticiones mencionadas.
Desde mi punto de vista, esta propuesta lleva la discusión a un cuadrilátero más amplio y propicio: no sólo incluye las casillas sino que abarca las jornadas previas, con lo que se está poniendo de manifiesto la voluntad de los políticos para escuchar a sus gobernados.
Si optan por el caso omiso, voto nulo ahora y en las presidenciales del 2012.
Contra lo que han dicho políticos de todos los partidos, no se trata de una treta para ponerlos entre la espada y la pared, ni mucho menos de una amenaza para la democracia del país. Se trata de un mecanismo montado muy inteligentemente en una pequeña grieta de la muralla que los legisladores erigieron para mantenerse intocados por el vulgo al que supuestamente sirven; se trata de un mecanismo que ha desmontado las escenografías de los partidos y los ha dejado hablando en el aire: los ha puesto en evidencia. No olvidemos que nuestro aparato electoral es uno de los más caros en todo el mundo, pero también es uno de los más desacreditados y deficientes. Sólo 4 por ciento de la población confiá en él. Es como nuestra policía, la cual sólo tiene 3 por ciento de efectividad en estándares mundiales.


Primero que nada, es una propuesta que yo llamaría natural, sin filiación partidista ni ideológica, una respuesta decidida y frontal de parte de la gente. Eso, en un país lleno de falsedades, corrupción y conformismo, ya es un logro excepcional. Pero lo que me parece más distintivo, es que redondea sus propósitos, no se queda en el gran propósito, en la gran promesa, en cosas que generalmente no se culminan. Somos el país que siempre falla los penaltys. El país que juega como nunca y pierde como siempre. Un país que nunca termina lo que se propone. O lo culmina mal. O propone una cosa y termina otra.
Un país de traidores.
En este caso, la idea tiene los candados necesarios para evidenciar su cumplimiento. Y creo que eso, de sobra loable en un nivel político, va mucho más allá porque rompe con un tabú cultural mudamente aceptado: que somos incapaces de conseguir algo como nación, como sociedad, como cultura entera; que pueden vernos la cara de idiotas eternamente; que nunca habríamos de encontrar maneras de responder.
Quienes quieran enterarse con mayores detalles de las ideas, discusiones, propuestas y links para conocer propuestas afines puede hacerlo en:
http://edgarclement.blogspot.com
Y en:
http://edgarclement.blogspot.com/2009/06/no-pos-esta-chido.html

Por el momento, les dejo estas frases tomadas de Diego Valadés para Proceso.
* Mi voto lo anularon los partidos.
* Es cierto: sin partidos no se construye una democracia, pero con partidos dominados por el pragmatismo, tampoco.
* Los partidos nos privaron a los ciudadanos del derecho a evaluarlos.
* No me conformo con la posición de que, ante los partidos, todos los derechos los tengan ellos y todos los deberes los tengamos los ciudadanos.
* Sin importar la posición que cada partido ocupa en el espectro político, ninguno cumplió con su obligación, en el Congreso, de exigir información a las autoridades sanitarias con motivo de la reciente epidemia; ninguno ha defendido al Estado secular ante la ofensiva del clero; ninguno ha denunciado que avanzamos hacia un Estado policial; ninguno se ha vuelto a acordar de un asunto llamado reforma del Estado; ninguno ha rechazado con firmeza las restricciones a la libertad de las mujeres adoptadas por casi la mitad de los Congresos locales del país; ninguno ha impulsado el seguro de desempleo aunque todos dicen defender a la sociedad.

Otros sitios:
http://mexicoendescomposicion.blogspot.com
http://ciudad-de-mexico.blogspot.com/
http://fergarcilita.blogspot.com/2009/06/carta-abierta.html











20.1.09

Alarma!: Canibalismo a cinco pesos (click para ampliar)

Texto publicado en El Ángel de Reforma sobre la relación entre la cultura mexicana y la prensa amarillista representada por el Alarma! Aunque el título me gusta, anoto el título original: Alarma!: Canibalismo a cinco pesos.